Es que está arraigada la idea que el incendio puede desencadenarse en el predio del vecino, ……… sólo que el vecino piensa igual !!. total …… “ A MI NO ME VA PASAR … “
Es el responsable legal quien tiene que administrar los a veces escasos recursos, y por lo tanto debe dilatar más de lo conveniente las tareas de mantenimiento de sistemas contra incendio (mangas contra incendio, válvulas hidrantes, cañerías de incendio, tanques, equipos de presurización, sistemas de rociadores automáticos, etc.), o la adecuación y carga de la dotación de extintores, señalizaciones, etc. a las reglamentaciones vigentes;
Ahora bien, es el propietario quien debe evaluar y observar que se encuentra ante un doble riesgo:
a) el jurídico
b) el de seguridad
a) en este aspecto debe considerarse que, ante una inspección municipal, el reconocimiento por parte del funcionario interviniente de la no observancia de las normativas vigentes (Código de Edificación Ley 6100, Ley 19587-HyS, Ley 24557-ART- Ley 2331 G.C.B.A., Normas IRAM Nº 3517 P. I y II, Nº 3546 y provinciales o municipales específicas ) -que indican taxativamente el mantenimiento de los sistemas contra incendio, de los matafuegos y del control periódico, implica atenerse a las penalidades previstas.
De igual forma debe tenerse en cuenta que en caso de incendio las compañías aseguradoras no cubren las pérdidas del patrimonio siniestrado, si se comprueba la caducidad de las cargas y/o pruebas hidráulicas obligatorias, en los extintores contra incendio.
b) en caso de emergencia o foco de fuego, los matafuegos, mangueras, cañerías, etc., deben encontrarse en óptimas condiciones de utilización, si así no fuera, aquel principio de incendio degenera en uno de proporciones, para lo cual deberá intervenir el Cuerpo de Bomberos, con lo que ello implica ya que, si bien se tiene la absoluta certeza de que este ente actúa con total presteza ante un llamado, las llamas no se detienen en su acción devastadora.
Con tales datos podemos concluír que el Costo de manutención resulta de escaso valor frente a una eventualidad o emergencia.
Frente a ello la engañosa antinomia –SEGURIDAD / ECONOMÍA- queda desvirtuada ya que, es fácilmente comprobable que toda precaución en seguridad resulta poca, y que es asimilable al argot médico “la salud no tiene precio” o “más vale prevenir que curar”.
Y la responsabilidad se hace más notoria al momento de contratar los servicios de mantenimiento y recarga de los extintores y/o instalaciones fijas contra incendio, siendo no pocas las oportunidades en que se lo difiere por ser un gasto considerado no redituable o soslayable, o en su defecto, se opta por encargar tan importante tarea a empresas que no cuentan con el mínimo de estructuras de apoyo y tecnología, ni personal idóneo para desarrollarlo.
Peor aún es que, en variadas ocasiones, se le otorga tal responsabilidad a seudo empresas que no poseen, no sólo sello de calidad IRAM, sino que no están siquiera autorizados por el correspondiente municipio para efectuar tales servicios.
Para encontrarse en condiciones de actuar con acierto frente a una emergencia con riesgo cierto de incendio, es menester contar con todos los elementos necesarios y que éstos se encuentren en óptimas condiciones de uso; si así no fuera, esos mismos elementos sólo serian figuras decorativas, que no justificarían la erogación efectuada en su momento, ya que no cumplirían con los fines para los que fueron adquiridos.
Las Cías. Aseguradoras muchas veces propician la reducción de primas en los seguros contra incendio si la estación cuenta con un sistema adecuado y si las tareas de mantenimiento se efectúan con sello de calidad IRAM, según ellas aconsejan.
El plan de mantenimiento debe acompañarse -además de la capacitación y distribución de matafuegos e instalaciones fijas contra incendio- con señalización que facilite la evacuación de lugares cerrados o de situaciones difíciles o peligrosas, a través de vías de escape perfectamente liberadas y seguras, con iluminación de emergencia tal como lo indica el Código de Edificación.
Todo edificio, por modesto que sea, debe poseer un plan de acción frente a emergencias originadas en incendios, derrumbes, fallas en las instalaciones, etc.
Es el propietario quien debe instruir a sus empleados acerca de la capacitación necesaria para el uso de los elementos e instalaciones contra incendio.
Es insoslayable su responsabilidad frente al tema y por lo tanto debe capacitarse también predicando con el ejemplo, con la autoridad suficiente y necesaria para implementar un plan de emergencia y solicitar a sus dirigidos que se sumen a tal iniciativa.
Tendremos así cerrado el círculo cuyos intereses -si bien en distintas proporciones- son concurrentes: a) el propietario que es quien administra los recursos para proteger el patrimonio, siendo su fuente de trabajo e ingresos y b) los empleados que son quienes custodian los bienes que, a la postre, son su fuente de trabajo e ingresos.
Y en este punto debe agregarse un tercer eslabón: c) el proveedor que es a quien corresponde parte de la carga en cuanto a la información de las normativas vigentes y sus constantes actualizaciones, como así también en la instrucción de manejo de los matafuegos e instalaciones contra incendio se refiere; porque también, a la postre, …. es su fuente de trabajo.
Con ello, el proveedor no hace más que devolver en forma de servicios, parte de la ventaja económica que obtiene de su favorecedor.
Entonces, podemos concluir que el tema abarca a las personas y el fuego.
Al fuego lo producen las circunstancias, pero ante un siniestro son las actitudes de las personas, quienes pueden producir la mayor cantidad de accidentes.
En opinión de la Lic. Muñiz de Marucci, en su disertación sobre “Psicología del Pánico” el profesional actúa frente al incendio con su técnica y elementos de ataque, pero, ¿frente a los demás?, estará capacitado para actuar, para encontrarse con el otro, que se encuentra en una situación difícil.
Para ello, debe trabajarse sobre condiciones físicas: a) Preparación. b) Información. c) Acción.
Porque: a) Cuando la gente está bien informada no existe el temor a lo desconocido. b) Cuando está preparada, el temor pierde su penetración mística. (planear como debe actuarse en caso de siniestro). c) Cuando tiene que trabajar y actuar, no hay tiempo para promover acciones de temor, (es allí donde se empleará el plan, con el fin de evitar el miedo-pánico-accidente).
Toda manifestación individual de miedo es terror, cuando es colectiva es pánico. Debe fijarse como meta, esa mencionada PREPARACIÓN- INFORMACION- ACCIÓN, pues cuando estamos informados es cuando decrece el temor o miedo profundo.
Una organización y dirección consciente por alguien que planificó, brinda una condición segura para poder actuar con éxito en difíciles o peligrosas circunstancias. Por ello, todo lugar de trabajo se debe contar con un PLAN DE EVACUACIÓN para casos de EMERGENCIAS, entrenamientos formales, con simulacros de situaciones de peligro o condición insegura, dando forma a nuestro comportamiento frente aun siniestro.
MAYOR CAPACITACIÓN = MENOR RIESGO.
MENOR RIESGO = MAYOR PROTECCIÓN DE VIDAS Y BIENES.
Una regla de oro: “Preservar la vida, prevalece sobre cualquier otra consideración.
El patrimonio puedo reponerse, la vida no tiene repuesto”
Arq. Adrian H. Orlando
Gerente de Matafuegos Orlando S.R.L.
Pos-grado en Instalaciones c/Incendio – U.B.A.
Miembro de Subcomisiones de Matafuegos e IFCI de la CAS
Miembro de Comisión Directiva de la CAS
Miembro de Subcomité de Elementos c/Incendio del IRAM
www.orlando-srl.com.ar